Una mujer que se ama demasiado elige rememorar las veces que le hicieron daño de niña y aprender a perdonar a esas personas, pues entiende que el no perdonarles es como tomar un veneno, esperando que mate a quienes la dañaron. Aplicando el principio de verdad sabemos que en realidad eso no ocurre. Cuando uno no perdona, quien se daña es uno mismo.
Sí. Por más que nos haya dañado una persona, el odio y el rencor en nuestro corazón sólo nos dañan a nosotras mismas, y como mujeres inteligentes emocionalmente que somos, elegimos la respuesta correcta (y no sólo dañarnos bien) ante el estímulo.
Puedes elegir odiar. Odiar a tu padre por abandonar a tu madre y quizá también a tus hermanos y a ti, cuando fuiste niña. Eso está bien. Es lo justo, por haberlos abandonado. Odiarlo está bien. Lo merece.
Pero haciendo consciente lo inconsciente, como una mujer que está aprendiendo a amarse auténtica y verdaderamente a ella misma, ahora eres consiente ya, a esta altura del partido, de que tu incapacidad de poner límites en tus relaciones de pareja y terminar con relaciones donde pierdes mientras el otro gana, tiene sus raíces en que inconscientemente evitas el abandono por parte de otro hombre más en tu vida. Uno más. Y entonces ELIGES conscientemente perdonar a tu padre, porque es lo correcto si quieres resolver el conflicto desde la raíz.
Reconócelo. Tu padre es el primer eslabón en una cadena de relaciones fallidas con ‘los siguientes eslabones de la misma cadena’.
Porque para todas las mujeres, nos guste o no, lo aceptemos o no; nuestro padre ha sido, y siempre será, nuestro primer hombre en la vida. Y cuando el primer eslabón está mal sostenido y sin anclaje, no habrá sostén para los eslabones que siguen en la misma cadena de relaciones con hombres en nuestra vida.
Fragmento del libro "Las mujeres que SE aman demasiado"
Escrito por Gabriela Torres de Moroso Bussetti
@gabrielatorres4
https://www.facebook.com/groups/lasmujeresqueseamandemasiado/
Sí. Por más que nos haya dañado una persona, el odio y el rencor en nuestro corazón sólo nos dañan a nosotras mismas, y como mujeres inteligentes emocionalmente que somos, elegimos la respuesta correcta (y no sólo dañarnos bien) ante el estímulo.
Puedes elegir odiar. Odiar a tu padre por abandonar a tu madre y quizá también a tus hermanos y a ti, cuando fuiste niña. Eso está bien. Es lo justo, por haberlos abandonado. Odiarlo está bien. Lo merece.
Pero haciendo consciente lo inconsciente, como una mujer que está aprendiendo a amarse auténtica y verdaderamente a ella misma, ahora eres consiente ya, a esta altura del partido, de que tu incapacidad de poner límites en tus relaciones de pareja y terminar con relaciones donde pierdes mientras el otro gana, tiene sus raíces en que inconscientemente evitas el abandono por parte de otro hombre más en tu vida. Uno más. Y entonces ELIGES conscientemente perdonar a tu padre, porque es lo correcto si quieres resolver el conflicto desde la raíz.
Reconócelo. Tu padre es el primer eslabón en una cadena de relaciones fallidas con ‘los siguientes eslabones de la misma cadena’.
Porque para todas las mujeres, nos guste o no, lo aceptemos o no; nuestro padre ha sido, y siempre será, nuestro primer hombre en la vida. Y cuando el primer eslabón está mal sostenido y sin anclaje, no habrá sostén para los eslabones que siguen en la misma cadena de relaciones con hombres en nuestra vida.
Fragmento del libro "Las mujeres que SE aman demasiado"
Escrito por Gabriela Torres de Moroso Bussetti
@gabrielatorres4
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