La autoestima es la base de tu autoconcepto. Eso es, el concepto que cada persona tiene de sí misma. Lo que cada uno cree de sí mismo. La confianza que cada uno tiene en sí mismo es parte del autoconcepto.
En resumen: Mi autoconcepto es aquello que pienso de mí mismo. Es la respuesta a la difícil pregunta: ¿quién soy?
¿Pero por qué son tan importantes estos conceptos? Porque juntos, autoestima y autoconcepto son los recursos con los que “compramos” una pareja.
Sí. No me equivoqué. Escribí la palabra correcta. Autoestima y autoconcepto son los recursos con los que una persona “compra” o “adquiere” una pareja.
Hacemos pareja con la persona que nuestra autoestima nos alcanza para ‘comprar’. Existe una relación directa entre nuestra autoestima y nuestra pareja. ¿Qué quiero decir con esto? Me explicaré lo mejor posible:
Esto quiere decir, en términos de economía emocional y relacional, que mientras más baja sea nuestra autoestima, más “barata” será nuestra pareja y que entre más alta sea la primera, -nuestra autoestima- más costosa será la pareja que tengamos a nuestro lado. Mientras más corriente sea la pareja, es menos el presupuesto con el que contábamos (léase autoestima) cuando compramos esa pareja.
Dos sanos o dos enfermos, nos guste o no reconocerlo. Estamos al lado de la persona que con nuestra autoestima y nuestro autoconcepto nos alcanzan para tener.
Sí, así como nuestros zapatos, en el tema de la pareja tenemos lo que nos alcanza para comprar y la prueba es que nos quedamos al lado de esa persona -que es nuestra pareja por “casualidad”- porque, aunque lo juzguemos como un tacaño, como un inseguro, como un celoso y todo lo demás, no nos atrevemos a dejarlo porque no creemos encontrar algo mejor. "Más vale malo por conocido" al menos, así reza el refrán.
Nos guste reconocerlo o no, ya sea consciente o inconscientente, elegimos a nuestra pareja y parece que esto se nos olvida cuando les echamos la culpa y los responsabilizamos de nuestro sufrimiento y nos hacemos las víctimas. A mayor maltrato de ellos tolerado por nosotras, menor autoestima y más pobre nuestro autoconcepto.
En resumen: Mi autoconcepto es aquello que pienso de mí mismo. Es la respuesta a la difícil pregunta: ¿quién soy?
¿Pero por qué son tan importantes estos conceptos? Porque juntos, autoestima y autoconcepto son los recursos con los que “compramos” una pareja.
Sí. No me equivoqué. Escribí la palabra correcta. Autoestima y autoconcepto son los recursos con los que una persona “compra” o “adquiere” una pareja.
Hacemos pareja con la persona que nuestra autoestima nos alcanza para ‘comprar’. Existe una relación directa entre nuestra autoestima y nuestra pareja. ¿Qué quiero decir con esto? Me explicaré lo mejor posible:
Esto quiere decir, en términos de economía emocional y relacional, que mientras más baja sea nuestra autoestima, más “barata” será nuestra pareja y que entre más alta sea la primera, -nuestra autoestima- más costosa será la pareja que tengamos a nuestro lado. Mientras más corriente sea la pareja, es menos el presupuesto con el que contábamos (léase autoestima) cuando compramos esa pareja.
Dos sanos o dos enfermos, nos guste o no reconocerlo. Estamos al lado de la persona que con nuestra autoestima y nuestro autoconcepto nos alcanzan para tener.
Sí, así como nuestros zapatos, en el tema de la pareja tenemos lo que nos alcanza para comprar y la prueba es que nos quedamos al lado de esa persona -que es nuestra pareja por “casualidad”- porque, aunque lo juzguemos como un tacaño, como un inseguro, como un celoso y todo lo demás, no nos atrevemos a dejarlo porque no creemos encontrar algo mejor. "Más vale malo por conocido" al menos, así reza el refrán.
Nos guste reconocerlo o no, ya sea consciente o inconscientente, elegimos a nuestra pareja y parece que esto se nos olvida cuando les echamos la culpa y los responsabilizamos de nuestro sufrimiento y nos hacemos las víctimas. A mayor maltrato de ellos tolerado por nosotras, menor autoestima y más pobre nuestro autoconcepto.
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