Yo no te necesito triste. Te necesito compasiva, pero sobre todo, considerada contigo. Te necesito buena contigo misma. Deseo que dejes de estar autocastigándote con tu tristeza y tu culpa.
Necesito que te perdones y que perdones. Necesito que dejes de arrepentirte por lo que no te alcanzó para hacer diferente.
Necesito que aprendas a elegir no culpabilizarte... necesito una mamá, una hija, una amiga, una hermana o una pareja funcional emocionalmente.
Te necesito mostrándome el camino del autoperdón y la aceptación.
Necesito que dejes de sentir que es tu culpa. Que elijas desde ahora aceptar y soltar. Ser responsable.
Necesito que aceptes que las cosas son como son y que lo que es, es. No pudiste hacerlo diferente.
Necesito que te aceptes tan imperfecta como eres y no te culpes por no ser la que los demás creen que tú eres.
Necesito saber que te sientes orgullosa de ti misma, y que dejes de pensar que excelencia es perfección, porque realmente es autodestrucción. Excelencia es hacer lo ordinario, con amor extraordinario y tú, ya lo haces así.
No te quiero perfecta. Necesito saberte perdonándote a ti misma… Amándote a ti misma de forma incondicional, entendiendo que nadie nació para cubrir tus expectativas y que tú no has nacido para cubrir las de ninguno otro.
Te necesito eligiendo ser valiente para ser quien eres, reconciliada contigo misma y con tu propia biografía.
Volando, pero con tus propias alas.
Gabriela Torres de Moroso Bussetti®
Fragmento del libro:
“Las mujeres que se aman demasiado”
www.lasmujeresqueseamandemasiado.com
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