¿No estar recluido en una de esas tantas cárceles que nuestras sociedades ofrecen a las personas que han cometido delitos o crímenes, quedando separadas por barrotes de hierro de las personas llamadas “buena gente”? No, la libertad no es eso. La libertad es MUCHO más que eso. La libertad no sólo significa poder circular libremente por la calle pudiendo decidir a cada momento si dar vuelta a la derecha o a la izquierda. Significa poder elegir permitirle a la gente que nos manipule. Significa elegir poder expresar nuestros afectos sin que esto nos obligue a hacer por los demás lo que consideramos que no podemos realizar. La libertad, es poder elegir manejar el sentimiento de culpa y discernir con objetividad suficiente a la hora de decidir nuestra responsabilidad sobre determinados hechos o situaciones. En definitiva, se trata de que podamos llegar al término de este sendero con la tranquilidad espiritual de haber sido los únicos protagonistas responsables sobre nuestras vidas, m...