Si echamos la vista atrás
en nuestra vida veremos que hemos tenido momentos en que elegimos ir por
determinados caminos o momentos en que dejamos escapar un tren que partió sin
nosotros dentro, nos quedamos en la estación y dejamos la oportunidad de ese
viaje. El viaje de aprender a vivir libres, y permitir que quienes eligen bajar
de nuestro barco lo hagan sin rogar porque se queden. Porque hay separaciones
que deben festejarse. Sí.
Coincidencialmente,
hace apenas unos días, cumplí años de separada del padre de mis hijos. Y aunque
nos divorciamos posteriormente, siempre festejo -interiormente, para no
incomodar a mis hijos- mi aniversario de
separación.
Festejar
el que esas dos personas que somos cada una de nosotras y nuestra pareja
hayamos elegido hacer lo correcto para nosotros mismos y para nuestros hijos,
en los casos que así corresponda. Festejar que un buen dia, elegimos dejar de
hacer las cosas bien, (lastimarnos bien, lastimar a nuestros hijos bien, hacer
las cosas por el bien de la familia, jugar al ojo por ojo muy bien) y empezamos
a dar ejemplo a nuestros hijos por hacer las cosas correctas.
Festejar,
como lo hacemos mi hoy ex-esposo y yo, el que hoy podamos hablar siempre en pro
del bienestar de ellos y hacer sinergia positiva, siempre entendiendo que
nuestros hijos son y serán por siempre lo primero.
Festejar
-y casi estoy segura que él también lo festeja- el poder contactarnos siempre
de manera cordial, atenta y sin cuentas por cobrar mutuas. Sin enviar patadas
al otro por debajo del mantel.
Festejar
que ambos hemos elegido retomar la vida y que hoy podemos ver hacia atrás la
ruta que vivimos juntos sin resentimientos, muy agradecidos uno con el otro de
ser el co-partícipe de las obras maestras que creamos juntos: Nuestros hijos.
Festejar
-y saber que nuestros hijos festejan también-, el vernos realizados,
profesional y personalmente.
Festejar
que nuestros hijos puedan darse el permiso de fallar como lo hicimos nosotros y que hayan aprendido de sus propios
padres que se vale equivocarse, mas no se vale quedarse a vivir en el error
para siempre.
Porque
el mapa correcto no es “Hasta que la muerte nos separe” sino “Hasta que la
muerte DEL AMOR QUE UN DÍA SENTIMOS nos separe”.
Festejar
que podemos ser equipo y ser familia, aprendiendo que si no nos alcanzó para
hacer pareja conyugal, hemos elegido que nos alcance para ser pareja parental. Porque
estamos conscientes de que uno es el arco y el otro es el arquero, y nuestros
hijos son las flechas. Y la dirección que esas flechas tomen, dependerá
directamente de a dónde nosotros elijamos lanzarlas.
Hace unos días festejamos la graduación profesional
de nuestro hijo menor. Nuestra última flecha. Y nos reunimos todos alrededor de
una misma mesa, en ese lujoso salón de fiestas, como lo que somos y seremos
siempre: Una familia.
Festejar
que el amor por nuestros hijos siempre nos unirá y que el perdón ha sido un
barniz indispensable para ser y hacer esto possible, un arco y un arquero competentes emocionales.
Festejar
que hoy podemos vernos a los ojos en una sesión de psicoterapia familiar al
lado de mi esposo actual, Pablo y entender que todos somos eso, una misma familia.
Porque
soltar no es decir adiós, sino decir gracias. ¡Gracias por elegir ser tan buen
arquero Luis! Porque hay separaciones que deben festejarse. Como la nuestra.
Porque
eso es aplicar el principio del poder. Poder elegir soltar. Porque saber
soltar, es madurar.
Cuando el amor es entendido como libertad, no se confunde con control.
Porque control es control y amor es amor. Y las mujeres que se aman demasiado,
lo saben bien.
Fragmento del Libro “Las mujeres que SE AMAN demasiado”
Escrito por Gabriela Torres de Moroso Bussetti
www.lasmujeresqueseamandemasiado.com
hola, disculpe donde puedo conseguir el libro?
ResponderBorrarPuede comprarlo en Sanborns!
BorrarFelicidades Gaby!!! Celebró conocerte porque cambiaste mi vida con tus enseñanzas. Saludos de Rox y Renata
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