Todos conocemos a alguna mujer “abnegada”. Es más, probablemente, muchos crecimos al lado de una madre, abuela o bisabuela que seguramente fueron abnegadas y sumisas, que lo toleraron todo y a quienes, inconscientemente, no nos atrevemos a “traicionar” siendo diferentes. Entonces empezamos a imitarlas. Afortunadamente, infancia no es destino. Muchas mujeres crecimos con muñecas y pequeñas vajillas de juguete, mientras que nuestros hermanos crecían con aviones y autos a escala, aprendiendo desde entonces el rol que debíamos ejercer cuando creciéramos. El ser los proveedores, en el caso de los varones, y en el caso de las mujeres, ser las mejores esposas, las mejores madres, las mejores cocineras… pero ¿también las mejores profesionistas? en el caso de las mujeres: muy cuestionable. Eso quizá no. Pareciera que de manera concisa pero inconsciente, nuestras familias de origen nos educaron para no tener autodependencia económica, ni emocional. Atributos que resultan indispensables para co
Este blog es un lugar para opinar sobre el nuevo libro de Gabriela Torres de Moroso Bussetti. Dedicado especialmente para aquellas mujeres a quienes enseñaron que amar es sufrir pero que eligen aprender que amar es conceder un espacio de libertad para elegir. Elegir amarnos a nosotras mismas.