Imagina que estás frente a una gran cima. La cima de la vida. Y que a tu lado tienes a tu pareja, fuertemente tomados de la mano. Con un proyecto claramente definido, de escalar juntos esa cima. Viendo la cima. Mientras están los dos sobre el piso todo está perfecto, es disfrutable. Tienen frente a sí ese proyecto de vida por cumplir tan desafiante, los dos empiezan juntos, desde el suelo. Das el primer paso. Tomas la iniciativa y empiezas a ascender. Poco después, esperas que tu pareja siga tus pasos, y al ver que no te sigue, le pides que suba contigo. Que, por favor, suban juntos, tomados de la mano. Como estaban en tierra firme, como la pareja que son. Y entonces tú das la siguiente zancada. Pensando que desde ahí le ayudarás a que se apoye en ti y suba también. Das un paso más y sigues. Pero tu pareja no avanza. Elige quedarse en el nivel inicial. Bueno, no hay tema... aún así es fácil estar tomados de las manos. Un poco incómodo quizá, pero al fin de la mano. Entonces, ...